Plantas de tratamiento de residuos

Tecnología al servicio del reciclaje

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eferentes en el territorio valenciano en materia de residuos, las plantas de Guadassuar y Algímia de Alfara se encargan del tratamiento de los residuos que genera el Consorcio. La primera, cerca de la autovía A-7, la gestiona el Consorcio Ribera y Valldigna. La de Algímia, considerada la planta valenciana más avanzada y ubicada en las faldas del Parque Natural de la Serra Calderona, pertenece al Consorcio Palancia-Belcaire. Plantas de tratamiento con la más moderna tecnología al servicio del reciclaje, donde van a parar los residuos generados por las cinco comarcas del COR. Y así será mientras no se ponga remedio a la falta de infraestructuras propias que hacen posible un tratamiento adecuado. Dos instalaciones limpias, sin malos olores, que luchan por revertir la opinión desfavorable que sobre su actividad suele tener una parte de la sociedad.

Transparencia y didáctica

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n aspecto fundamental en el que coinciden las dos plantas es la apuesta por la transparencia. En el más estricto sentido de la palabra. La finalidad es desmitificar el concepto negativo que se suele tener de una Planta de Residuos. Una planta no es un vertedero, sino una parte de la industria del reciclaje que se dedica a la basura, explica Vicent Fernández, responsable de la Planta de Guadassuar.
Allí, el deseo de la transparencia los ha llevado a idear una pasarela de circuito circular, que lleve a las visitas a realizar un recorrido cerrado. La idea es hacer una planta visitable, llena de vidrios, que ejemplifique la transparencia que buscamos. Otra de las mejoras que tienen en mente es la construcción de una aula de interacción en la que los visitantes –especialmente los más pequeños-, puedan interactuar para aprender en primera persona lo que es el reciclaje. Nos interesan especialmente los escolares porque son los que el día de mañana tienen que tratar de hacerlo bien.

Una pasarela similar ya se puede encontrar en la planta de Algímia de Alfara. El objetivo es acercar lo que hacemos a los ciudadanos, para que conozcan todos los pasos que seguimos y las infraestructuras que tenemos, asegura Alejandro Valderrama, encargado de la planta. En poco más de seis años, son más de mil las personas que han visitado sus instalaciones. Hay semanas en las que tenemos dos o tres visitas guiadas.

Las vitrinas de la sala de visitas exponen objetos con consejos para reciclar. Una bombona de butano, una televisión y un peluche de Mario Bross informan de aquello que se debe llevar a los ecoparques. También residuos de poda –que una vez tratados se suelen regalar a las viñas de la comarca-, bolsas prensadas o una máquina capaz de detectar diversos tipos de plástico, que después se utilizan para hace nuevos envases.

La llegada de la basura

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n camión llega a las instalaciones de Guadassuar y firma para dejar constancia de su visita. Justo después se acerca hasta la doble báscula donde es pesado. A la salida volverá a pasar por este punto para saber cuánta basura ha descargado en la planta. El ticket que recibe, y el sistema informático, registrarán el peso total.

El camión llega al foso donde una de las puertas de las que dispone se abre para permitir el vertido de la basura. Se trata del llamado foso playa, ya que se puede bajar al mismo con una pala con el objetivo de trabajar la distribución de residuos. No obstante, es el pulpo el que coge la basura, especialmente para sacar los objetos voluminosos. Sabes cómo está el fondo del foso porque cuando entra el material rompe las bolsas para el posterior cribado, explica Vicent Fernández. Después de la operación, la puerta vuelve a cerrarse y el camión abandona el recinto.

El mismo procedimiento se vive en Algimia de Alfara, con sus ocho puertas. Se trabaja con pulpo (o pala), pero también existe la opción de que el camión entre en el foso por bajo. Destaca la ausencia de malos olores, como consecuencia de la buena ventilación que ofrece la sala.

Se para de trabajar desde el sábado a las 14 horas hasta el lunes a las 10, pero la recepción de basura es regular. Hay un margen de 48 horas que no puedes superar. La planta no puede estar muchos días parada porque un municipio no puede estar una semana sin verter basura. No tenemos un pico de trabajo, es constante, explica Fernández. Una instalación industrial tiene la presión en la salida, por la producción; en una planta de tratamiento la presión se encuentra en la entrada, por la recepción de basura.

La sala de máquinas

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n Guadassuar, después de recibir la basura, se pasa a la planta de selección manual. En la primera cinta los trabajadores se dan prisa en separar el material voluminoso que no ha conseguido sacar el pulpo. En este cribado de materia orgánica se quitan, entre otros, piedras, envases o aparatos eléctricos con el objetivo principal de separarlos del aluminio y del hierro. La sala tiene una buena ventilación que permite unas condiciones adecuadas para llevar a cabo el trabajo. Tratamos de conseguir óptimas condiciones de trabajo, ya que una planta manual siempre tendrá más calidad, asegura Fernández, quien recuerda el ritual que es necesarios seguir: prevención, reutilización, valorización y eliminación. Por la tarde se limpia toda la planta y se empieza de nuevo con el proceso.

Algímia no dista mucho de su homóloga. En la primera puerta se seleccionan los voluminosos –operación que selecciona los elementos más grandes-, y en la segunda un Trommel (criba rotativa) hace el cribado de la fracción orgánica, que posteriormente va al reactor y después es triturado. Entre este proceso, un par de aspiraciones. Todo orquestado desde la sala de control, que es el corazón de la planta,

Allí la basura pasa un par de semanas desde que entra hasta que sale, y es volteado de derecha a izquierda. El oxígeno, agua y fermentación están controlados a través del laboratorio, en el que se hacen pruebas. Este volteo es el paso previo al afinado, que finalmente se convertirá en compost.

La de Algímia, además, tiene el valor añadido de que dispone de un vertedero junto a la planta de tratamiento, una diferenciación respecto al resto. Tener el vertedero al lado es cómodo porque tienes un palista arriba, y si hay un problema con el pulpo, el palista puede venir a ayudar con la basura, comenta Valderrama mientras pasamos junto a una foto de la Planta, con la Serra Calderona nevada detrás.

Nunca ha habido quejas del vecindario, y el impacto medioambiental es mínimo. Si pusiéramos una planta como ésta cerca del núcleo vecinal, sería un problema.

Las cifras

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a Planta de Guadassuar se inauguró en julio de 2016, y en noviembre ya tenía una producción del 120%. Trata entre 400 y 500 toneladas diarias de basura de lunes a domingo, con dos turnos productivos –noche y mañana-, y un turno de mantenimiento que es de tarde. Aquí no paramos nunca de recibir basura. Sobre 55 trabajadores directos laboran en esta instalación, a los que se deben sumar los indirectos como los pequeños comercios, que proveen a la planta de agua o electricidad entre otros.

También dos turnos productivos hay en la planta de Algímia, con un conjunto de 50 trabajadores. Según los datos de la instalación, se recuperan cada año unas 1.800 toneladas de residuos, 1.380 toneladas de plásticos y bricks y 3.300 de férreos y aluminio, además de producir unas 27.600 toneladas de compost. La media de toneladas de residuos urbanos tratadas diariamente el año pasado fue de 355.

Dicen que esta planta está diseñada para tratar 120.000 toneladas, pero una cosa es qué puedes tratar y otra lo que los reactores pueden trabajar. Si no los dejas reposar, el rechazo sube antes y en consecuencia también lo hace el vertedero, explica el responsable de la planta, quien añade que al final todos los Consorcios deberían tratar su propia basura. Sino el problema del V5 se lo comen otras plantas, y llega un momento en el que es insostenible. Hemos ido bastante tiempo por encima de nuestras posibilidades.

El de Guadassuar y el de Algímia son dos recintos que minimizan los olores que desprenden los residuos y generan puestos de trabajo de calidad, además de una bonificación en los impuestos de la basura. Y es importante entender la necesidad de estas industrias del reciclaje; nadie quiere tener una instalación como ésta cerca de casa, pero de noche todo el mundo quiere lanzar su bolsa al contenedor.